PESTIS MAGNA

Publicado el 12 del 05 de 2020


PESTIS MAGNA

 

En estos tiempos de zozobra e incertidumbre, es bueno recordar algunos pensamientos de hombres sabios que expresaron sus ideas sobre la enfermedad y la muerte en sucintas frases, a menudo llamadas Aurea Dicta (palabras de oro). Frases que nos sitúan frente a un espejo, nos recuerdan nuestra fragilidad y evidencian la insensata soberbia característica de nuestra especie.

 A lo largo de la historia la humanidad ha padecido muchas plagas muchísimo más letales que la que ahora nos afecta: la Peste de Atenas del 430 a.C. , la Peste Antonina en el siglo II d.C. , la Plaga de Justiniano en el VI, la terrible Peste Negra de mediados del XIV, sin olvidar los estragos que la viruela causó entre los indígenas americanos en el siglo XVI y la mal llamada “gripe española” de 1918. Todas estas epidemias causaron muchos millones de muertos. Al terror que producía la enfermedad había que añadir la angustia por el  absoluto desconocimiento del porqué de aquella calamidad. Los médicos no tenían ni idea de microbios, ni de bacterias, ni mucho menos de virus. La desgracia se atribuía a conjunciones astrales, castigos divinos y a otros motivos a cual más inverosímil.

Hoy sabemos el nombre y apellido del agente infeccioso y sabemos como se propaga. En el momento de escribir estas líneas los fallecidos en todo el mundo rozan los 300.000. Una minucia comparado con otras epidemias. Sin embargo tenemos miedo; algunos mucho miedo. Estamos acostumbrados a vivir entre algodones, a no pensar en la muerte, y esto no nos lo esperábamos. Da la sensación de que en esta plaga hay algo muy raro porque, también es casualidad, por mucho que digan, que este extraño patógeno aparezca en una ciudad donde hay uno de los laboratorios de virología más importantes del mundo. Un prestigioso premio Nobel opina que el virus se les escapó. Yo también lo creo así.

 

Bernard Shaw decía que la democracia “es un sistema que no permite ser mejor gobernado de lo que te mereces”. Estos días lo estamos comprobando. Tenemos  lo que nos merecemos; por idiotas. Aunque los que realmente gobiernan no son los que vemos; no es el pintoresco Sr. Trump, ni el Sr. Putin, ni la Sra. Merkel, tampoco las grandes empresas multinacionales o los “lobbys” judíos. Los que mandan son los mismos que han mandado siempre desde hace al menos 5.000 años cuando se formaron los primeros estados:

 

Los que poseen el Oro, la Espada y la Palabra.

 

Hoy en día la “palabra” se manifiesta a través de los medios de comunicación y de internet. Si leen un diario digital verán que, principalmente, hay cuatro tipos de noticias: las noticias que son mentira, las que son publicidad encubierta, las noticias para asustar a la gente y las que hacen referencia a estupideces.

Iba a decir: “a ver si esta vez aprendemos”, pero, con toda franqueza, no lo creo.

 

Mucha salud a todos y ¡no tengáis miedo!

 

 

 

“El más terrible de los males, la muerte, no significa nada para nosotros, porque mientras estamos vivos, ella no existe; y cuando ella está presente nosotros ya no estamos”  

Epicuro: Carta a Meneceo

 

 

“Ha habido en el mundo tantas pestes como guerras y sin embargo, pestes y guerras cogen a las gentes siempre desprevenidas”

 

Albert Camus: La Peste

 

 

“Si quieres estar sano, lávate con frecuencia las manos”

 

Máxima de la Escuela Salernitana (principalmente, siglos XI al XIII)

 

 

“La muerte lo reclama todo. Morir es una ley, no un castigo”

 

Séneca: Epigramas 7, 7

 

 

“No a todos los enfermos  convienen los mismos remedios”

 

Celso: de Medicina 3, 1

 

 

“Si pudiésemos escapar a la muerte, habría razón para temerla”

 

San Cebrián:Epístolas 58, 2,3

 

 

“La pálida muerte llama con el mismo pie a las chozas de los pobres, que a los palacios de los reyes”

 

Horacio: Odas, libro I

 

 

“Ni el sol ni la muerte pueden mirarse fijamente”

 

La Rochefoucauld: Reflexiones o Sentencias y Máximas morales XXVI

 

 

“Las epidemias han tenido más influencia que los gobiernos en el devenir de nuestra historia”

George Bernard Shaw

  

 

“Al menos nueve décimos de nuestra felicidad se basan únicamente en la salud” 

 

Schopenhauer: Eudemonología, de la Regla número 32

 

 

“La salud y el bienestar valen más que el oro, y un cuerpo robusto, más que una fortuna. No hay riqueza que valga lo que la salud del cuerpo, y no hay bien como el gozo del corazón”

Eclesiástico XXX,15.16

 

 

“La epidemia  adora los cuchitriles secretos. Acérquenle la luz de la inteligencia y la equidad”

Albert Camus: Les Cahiers de la Pléiade

 

 

 

“Todo alimento les daba náuseas, y se encontraban ya a las puertas de la muerte. Y clamaron al Señor en su desgracia y les libró de sus tribulaciones. Envió su palabra y les curó, y les libró de su perdición”

 

Salmo 107, 18-20

 

 

“Es incierto el lugar en que te aguarda la muerte, por ello aguárdala tú a ella en todo lugar”

 

Séneca: Cartas a Lucilio, libro II, epístola 26

 

 

“No temas tu último día, ni tampoco lo desees”

 

Marcial: Epigramas 10, 47

 

 

 

“...Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del mundo”

 

Evangelio de San Mateo Versículo final (28, 20)

 

 

 

El cuadro de la portada es de Juan de Valdés Leal, pintor tenebrista del Barroco. Se titula “In Ictu Oculi” que se traduce por “en un abrir y cerrar de ojos” refiriéndose a la brevedad de la vida y a la implacabilidad de la muerte.


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